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Manuel de Salas (1754 - 1841)


Manuel de Salas Corbalán nacido en Santiago el 19 de junio de 1754 y fallecido el 28 de noviembre de 1841, fue un destacado educador y patriota por la causa de la Independencia, considerado uno de los fundadores de la república y trabajador a favor del bien público.
Hijo de José Perfecto de Sal -una de las personalidades ilustradas más sobresalientes del siglo XVIII- y de María Josefa Corbalán y Chirinos. Su familia formaba parte de la más alta aristocracia del país, por lo que el joven Manuel ingresó como alférez al Regimiento de la Nobleza en 1767, y más tarde recibió el grado de capitán en 1774.
De ideología liberal, sus idearios se vieron marcados por los grandes pensadores de la ilustración española, especialmente por el venezolano Francisco Miranda (gran precursor de la independencia de los países latinoamericanos).
Al desempeñarse su padre como asesor del Virrey del Perú -Manuel de Amat y Junient, ex Gobernador de Chile-, debió trasladarse junto a su familia a Lima en 1759. Allí ingresó a la Real Universidad de San Marcos, donde obtuvo el grado de Bachiller en Cánones Sagrados en 1773 y en 1774 la real Audiencia de Lima le otorgó el título de abogado.
De regreso a Santiago de Chile, su vocación y preparación lo llevaron a ocupar diferentes cargos públicos como alcalde del Cabildo de Santiago en 1775, superintendente de la población indígena de la Calera en 1775, regidor del Cabildo de Santiago en 1782, superintendente de obras públicas y Director General de Minería.
En 1797 fundó la Real Academia de San Luis (institución dedicada a las técnicas). Convencido de que se podía mejorar la vida en Chile mediante una enseñanza en base de la industria y la ciencia, Salas doto a su institución cátedras de matemáticas y de artes, convirtiéndose la academia en el núcleo del Instituto Nacional.
Su aporte fue fundamental en el progreso del comercio, la industria de la época y en el desarrollo de las obras públicas, como fueron la reconstrucción del tajamar del río Mapocho, en 1783, y la creación de un paseo público llamado la Alameda Vieja.
Formó parte del primer Congreso Nacional. Su gran interés era la libertad humana, y como tal se destaco tanto por su labor en pos de liberar las personas de la ignorancia como perseguir la libertad legal de los individuos, ideales que intentó exponer en escritos tales como "Diálogos de los porteros".
Tras la desastre de Rancagua, el 1 y 2 de octubre de 1814, fue exiliado -a los sesenta años de edad- al Archipiélago Juan Fernández, lugar desde donde salió tres años después a continuar su labor pedagógica desde la Biblioteca Nacional.
En 1818, durante la Patria Nueva, Salas desempeñó diversos cargos públicos y como congresista impulsó la simbólica ley sobre la libertad de vientres, que terminó con la esclavitud en Chile. Fue parte del Congreso de Plenipotenciarios que dirigió a la nueva república después de la abdicación de Bernardo O’Higgins, para ser electo posteriormente diputado.
Su obra y pensamiento contribuyeron a sentar las bases culturales de la sociedad chilena de los siglos XIX y XX

En su homenaje, el Liceo Experimental de la Universidad de Chile lleva su nombre.

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